Es muy habitual que los pacientes aquejados de
enfermedades reumáticas refieran tener más dolor y encontrarse peor con el frío y la humedad.
Existen datos de
encuestas realizadas en pacientes reumáticos, en las que hasta un 70% de los encuestados hacen
referencia de las influencia que tienen los cambios de tiempo en su enfermedad y algunos (40%) incluso dicen que es de gran
influencia.
Se han realizado algunos estudios de investigación para
intentar encontrar una explicación pero existe cierta controversia entre los
investigadores y los estudios no son concluyentes. En parte es debido a la
dificultad de medir la influencia de los
cambios de tiempo y también porque existen más de 250 enfermedades reumáticas con mecanismos de
afectación muy distintos.
Lo que si se ha podido observar, en algunos estudios, es
una relación entre la temperatura, la humedad, los cambios en la presión
atmosférica y algunas de las principales enfermedades reumáticas como la
artritis reumatoide y la artrosis. También sabemos que hay enfermedades, como
es la enfermedad de Raynaud, que los síntomas se desencadenan con el frio.
Una posible explicación del dolor de las articulaciones, que se asocia a fenómenos meteorológicos,
sería que con el mal tiempo, se produce una bajada de la presión atmosférica,
disminuye la temperatura y aumenta la humedad. A nivel de la articulación y en
el líquido articular también se producirían cambios de presión que a través de
terminaciones nerviosas específicas mandarían información al cerebro que lo
traduciría como dolor. Por otro lado, el
frio y la humedad pueden desencadenar, como mecanismo de defensa, una
contractura muscular que puede agravar la sintomatología dolorosa.
Una forma de evitar la influencia del frio y la humedad sería
utilizando guantes y botas, preferentemente forrados, calcetines térmicos y
prendas térmicas para el cuerpo (camisetas y pantalones).