Además, muchos de estos
tratamientos no son más seguros, y menos agresivos, que los medicamentos
convencionales ya que pueden contener productos químicos similares y tener efectos
secundarios peligrosos e incluso mortales.
Su composición es variable y pueden estar contaminados con metales
tóxicos u otros medicamentos. La calidad
de estos medicamentos no esta avalada por la Agencia Española del Medicamento,
la Agencia Europea (EMEA) ni por la FDA
( Food and Droug Administration).
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